Comprar para alquilar es uno de los negocios más antiguos y extendidos en nuestro país. Lamentablemente, los propietarios no siempre enfocan el alquiler de sus casas como una oportunidad seria de negocio, sino más bien como una salida a viviendas que tienen vacías y a las que quieren sacar unos eurillos extra para desahogo de la economía doméstica.
Si tienes un piso vacío, lo acabas de comprar o heredar, o estás pensando en invertir en una vivienda como negocio, echa un vistazo a todas estas reflexiones y claves para alquilar antes y a mejor precio porque te van a resultar sumamente útiles.
- Todo lo que inviertas ahora repercutirá en la renta que vas a cobrar y acabarás recuperándolo con el tiempo. Y lo mejor, siempre será tuyo. Si inviertes el doble en amueblar o reformar, probablemente también puedas cobrar el doble de renta. Tardarás lo mismo en amortizar la inversión y una vez cubiertos los gastos tu vivienda te dará el doble de beneficios cada mes. Tenlo en cuenta cuando empieces a hacer números.
- Antes de comprar o de acondicionar el piso si ya lo tienes, decide cuál va a ser tu público objetivo y pon toda la carne en el asador para atraer a tu cliente ideal. En este punto tienes que ser realista. Un piso en el extrarradio, por bueno que sea el barrio, difícilmente podrá ser alquilado a turistas o ejecutivos de paso por la ciudad. Sin embargo, sí tendrá éxito entre familias con poder adquisitivo variable en función de la zona. Cada público tiene unas necesidades y gustos concretos. Reforma para satisfacer los de los clientes que más te interesan para tu casa.
- Más no significa mejor. No se alquilan mejor los pisos por tener más habitaciones o más metros. Lo ideal es que las superficies estén proporcionadas. Tener cinco dormitorios y un salón pequeño no tiene sentido y tal vez atraigas a un público muy distinto al que tenías en mente.
- Considera redistribuir la vivienda. Si tiene muchos años, probablemente tenga muchas habitaciones, pocos baños y una cocina y un salón pequeños. Estas distribuciones tenían sentido en el siglo pasado, pero ahora las familias no suelen necesitar tantos dormitorios y sí más baños (alguno en suite), capacidad de almacenamiento o espacios amplios en los que estar toda la familia reunida.
- Si vas a reformar, hazlo con cariño, como si fuese para ti. Eso sí, no te dejes llevar por tus gustos personales y busca una estética lo más generalista posible. Sobre todo, no pongas materiales obsoletos y pasados de moda o de poca calidad. Tu inquilino pagará más por cosas nuevas siempre y cuando lo parezcan. Los azulejos de los 90, por mucho que los acabes de comprar, están muy pasados de moda y no, no son “vintage”. Si los has encontrado a un precio estupendo, será por algo.
- Si no vas a reformar porque la casa no lo necesita, haz un buen lavado de cara. Pinta las paredes, pule o lija los suelos, repasa armarios y puertas, sustitúyelos rodapiés y los tapajuntas de las puertas…
- Importante: no amuebles la casa con las cosas que tú ya no quieres. Estás ofreciendo una casa, no un trastero ordenado. Seguramente puedas salvar alguna pieza, pero hemos vivido de alquiler muchos años y, créenos, los pisos de “Cuéntame” no son atractivos, al menos no en términos generales.
- A la hora de ponerlo en el mercado, esfuérzate en hacer buenas fotos. ¿Tienes un trípode y un gran angular? ¿Manejas bien los programas de retoque fotográfico? Genial, puedes hacerlo tú. Si no es así, ponte en manos de un profesional porque puede hacer maravillas con la luz y el tamaño de las estancias. Y sus honorarios no son tan elevados como crees.
- Antes de hacer las fotos, decora la vivienda como si estuviese ocupada. Nada de camas sin vestir, o mesas vacías. Lleva unas colchas de tu casa y compra flores frescas para colocar varios jarrones. El objetivo de las fotografías es enseñar, no sólo que hay, sino todo el potencial de la casa.
Si no te sientes capaz de hacerlo bien, delega. Lo mismo que sucede con las fotos, pasa con las reformas o la decoración. Seguramente tienes mucho estilo (no en vano nos sigues ;)) pero ten en cuenta que no sólo se trata de hacerlo bien, también necesitas amortizar tu inversión. Un profesional puede ayudarte a conseguir más con menos y a sacar el máximo rendimiento a tu presupuesto con unos resultados mucho más efectistas.
Si no nos crees, echa un vistazo a todas las fotos de esta reforma que proyectamos íntegramente y dirigimos en una vivienda en la calle Luchana. La casa se alquiló al mes de terminarla y nuestros honorarios se amortizaron en los primeros cuatro meses de renta. ¿No crees que merece la pena hacerlo bien desde el principio?