(Planos del estado previo y el reformado después de las fotos).
En esta ocasión lo más complicado era resolver la zona de día. Partíamos (como es habitual en viviendas antiguas) de un espacio muy fragmentado que nuestra clienta quería transformar en un salón-comedor amplio y con buena luz.
La vivienda combina muros de carga con pórticos de pilares. Afortunadamente, estos últimos estaban en la zona donde más los necesitábamos y tirar tabiques no suponía un problema. Sí lo eran las instalaciones, en este caso de calefacción, que estaban vistas en toda la casa (algo que nuestra clienta no estaba dispuesta a asumir) e incluían, además de conductos por casi todas las paredes, un sifón del sistema de calefacción central que, como todos los elementos de las instalaciones comunes, no podíamos tocar.
Con bastante ingenio conseguimos ocultarlo en un armario en la entrada que a la vez nos hace de bisagra entre el vestíbulo y el comedor.
Aunque buscábamos espacios abiertos, la cocina ocupaba de por sí un cuarto bastante residual de la casa que sólo podíamos unir al comedor por su lado más estrecho. Como además es un espacio más bien pequeño y era imprescindible maximizar el almacenamiento, la configuración de mobiliario óptima hacía que el “open concept” resultara demasiado forzado y dejara de tener sentido.
Por ese motivo, y tras estudiar las diferentes opciones, decidimos unir visualmente la cocina y el comedor pero separarlos físicamente por una preciosa puerta de madera acristalada que diseñamos a medida.
En la zona de dormitorios lo más sensacional es la reconfiguración del baño y aseo originales en dos baños completos y totalmente funcionales. Para poder salvar la disposición de las ventanas (que no remaba a favor), diseñamos un banquito de obra dentro de la ducha del baño principal (que sí, también tiene hornacina). Así hicimos de la necesidad virtud al incorporar al diseño un elemento práctico, funcional y muy interesante, tan bien integrado que más que la solución a un problema es toda una declaración de intenciones.
A todo este despliegue de ingenio y técnica sumamos la materialización del ambiente cozy con el que soñaba nuestra clienta con suelos en espiga, molduras y tonos cálidos en los acabados, como el de la preciosa encimera de cuarcita brasileña Taj Majal que protogoniza la cocina.