Nos encanta presumir de ser capaces de conciliar los gustos más dispares. En este caso el elemento discordante era el color rosa: a una de las propietarias le encantaba y la otra lo odiaba tanto que se había propuesto vetarlo en su recién estrenada casa. Tampoco estaban muy de acuerdo en el estilo. Una buscaba algo funcional mientras que la otra soñaba con un hogar cozy, acogedor y muy cálido.
Hablando con ellas conseguimos acercar posturas. No todos los rosas son iguales ni un equipamiento funcional está reñido con una estética acogedora. Apostando por tonos empolvados y por maderas con mucho carácter en muebles de líneas rectas, conseguimos que ambas se sintieran a gusto e identificadas con su casa.
Resolvimos además espacios no ortogonales (como el dormitorio) y conseguimos un plus de almacenamiento con mobiliario proporcionado al espacio pero con mucha capacidad, otro de los requisitos del proyecto en el que sí estaban de acuerdo :)