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No hace falta ser demasiado presumido para tener uno o dos en casa. Y es que los espejos, además de para vernos, cumplen otras muchas funciones en nuestros hogares. Bien colocados pueden ampliar los espacios y hacer que las estancias ganen en luminosidad. No es la primera vez que os hablamos de ellos, pero hoy os ponemos al día con un nuevo formato que viene pisando fuerte. Os contamos todo sobre cómo decorar con espejos circulares.
Ya habréis notado que los años 50 están muy presentes en todo tipo de artículos de mobiliario y decoración: aparadores, sillones, jarrones geométricos… gran parte de todo lo que está de moda perfectamente podría haber salido de un capítulo de Mad Men. Con los espejos pasa algo parecido, por eso vuelven a nuestras casas los espejos circulares, tan propios de mediados del siglo pasado.
Seguro que pensando en tu casa ya se te ocurre dónde podrías colocar uno. Hay sitios clásicos como el vestíbulo, sobre una cómoda o aparador, en el baño… sin embargo el formato circular tiene algo de decorativo en sí mismo que nos permite arriesgar un poco más con ubicaciones y composiciones diferentes. Puedes colocarlos detrás del sofá o combinarlos con cuadros en una pared larga. Los de gran tamaño están mejor solos, pero si son más pequeños, puedes disponer un par de ellos juntos; sólo deberás vigilar que no sobrepasen la anchura del mueble que hayas colocado debajo, si es que hay alguno. Otra idea que nos encanta es colocarlo en los rinconcitos de trabajo de los dormitorios. Si tienes un escritorio en tu cuarto, añadiendo un espejo de este tipo le darás mucha versatilidad y la mesita que hasta el momento sólo usabas para trabajar, se convierte en un improvisado tocador. Sólo hay que cuidar un poco el orden y ¡a disfrutar!