Todos sabemos lo que son, pero ¿alguna vez os habíais planteado usarlos en decoración? Más allá de la típica composición de fotografías que todos teníamos de adolescentes sobre la mesa de estudio, pocos nos hemos atrevido a dar rienda suelta a nuestra imaginación. Hoy os proponemos unas cuantas ideas para hacer composiciones con todo tipo de objetos, desde los más tradicionales (como cuadros o espejos) hasta los más insólitos. ¡No os lo perdáis!
Antes de dejaros con los ejemplos que hemos encontrado en la red, os damos algunas recomendaciones para acertar con la composición. Aunque siempre son posibles las excepciones, y está permitido sentirse libre, si no nos estamos muy seguros, hay varias premisas que podemos seguir para conseguir un efecto armonioso y acertar sí o sí:
- Debemos disponer varios objetos (al menos 5) de la misma naturaleza. Cada pieza, individualmente, debe tener algo que la diferencie de las demás (si son todos iguales no conseguiremos el efecto «collage») pero a la vez, todas deben seguir una línea compositiva uniforme (tonos, colores, texturas…).
- La mejor ubicación es sobre una pieza de mobiliario. Puede ser un aparador, una cómoda, un baúl o incluso el cabecero de una cama o sobre un sofá. En cualquier caso, la anchura que ocupa el collage en la pared no debería ser mayor que la anchura del mueble.
- Cualquier estancia es buena para dejar volar la imaginación: dormitorios, vestíbulos, comedores…
- Ojo con las paredes de color. Siempre es más fácil acertar sobre una pared blanca.
Collages con ilustraciones y fotografías:
Como decíamos al principio, son con los que estamos más familiarizados. Nos permiten mucha libertad (casi todo vale) y además nos dan la posibilidad de disfrutar de aquellas imágenes que más nos gustan o que tienen para nosotros un significado especial; incluso pueden servirnos como paneles de inspiración. Los podemos combinar con ilustraciones y dibujos que nos gusten. Como se trata de una composición informal, podemos usar sin miedo pinzas, cuerdas o washi tape para sujetar las imágenes. Sobre las mesas de estudio y trabajo nos darán una alegría cada vez que levantemos la vista del ordenador. Perfectas también en los dormitorios de los más pequeños.
Collages con cuadros.
Cada vez son más habituales. Lejos quedó el colocar un único cuadro sobre el sofá. Cada vez más, optamos en decoración por combinar cuadros de distintos tamaños y formatos en una pared. En internet circulan un montón de gráficos con distintas posibilidades compositivas en función de la ubicación y el tamaño de los cuadros que pueden resultar bastante útiles si nos sentimos indecisos. Como vemos en las imágenes, podemos intercalar objetos de otro tipo, como letras, espejos, platos o relojes.
Collages con espejos.
Allí donde antes poníamos uno, ahora podemos colocar varios. Sobre un aparador, en un vestíbulo, ¡incluso en el baño! Las distintas formas y tamaños y la variedad de marcos será lo que nos de juego en composiciones de este tipo.
Collages con platos de fantasía.
Os hemos hablado en alguna ocasión de los platos de fantasía como elementos decorativos que vuelven con fuerza a nuestras casas. La mejor forma de colocarlos es formando composiciones libres. Os dejamos algunos ejemplos.
Collages con objetos insólitos.
Aunque los cuadros, fotos, espejos y platos son los elementos más habituales para conformar un collage, cualquier objeto es susceptible de adornar nuestras paredes. Para muestra, un botón.