Cuando afrontamos la reforma de una vivienda las primeras dudas siempre suelen ser las mismas, ¿me llegará el dinero que tengo para cambiar lo que quiero? y si no es así ¿hasta dónde puedo llegar con el presupuesto que manejo?
El estudio de viabilidad es muy frecuente en obra nueva (cuanto más grande es la promoción, más necesario se hace), aunque es perfectamente aplicable a las grandes reformas, dado que nos permite dar respuesta a estas preguntas de manera bastante aproximada. Se trata de ver qué se puede reformar y con qué calidades, evaluar el coste a partir de bases de precios reconocidas y a partir de ahí, recortar en superficie o calidades si el dinero de que disponemos no es suficiente.
Lo ideal para elaborar un estudio serio es que contemos con profesionales cualificados que puedan ayudarnos. No se trata sólo de manejar bases de datos. Un arquitecto, basándose en su experiencia, puede decirnos desde el principio si nuestra idea se va de presupuesto y empezar a trabajar directamente sobre alternativas factibles. En el caso de que la primera propuesta no lo sea, él es quien mejor puede orientarnos sobre qué es preferible mantener y qué es accesorio o secundario y se puede eliminar, en qué podemos ahorrar y en qué es conveniente que invirtamos un poquito más.
El estudio es orientativo y un punto de partida para afrontar con más garantías la reforma. Sin embargo, debemos ser conscientes de un estudio de viabilidad se basa en bases de precios estándar que no se aplican sobre un proyecto definido ni definitivo. Tenemos que contar con que el presupuesto de ejecución material, una vez elaborado el proyecto, puede ser distinto (no necesariamente más alto) y el precio real de la construcción también puede variar.